Opinion

Fecha de publicación: Martes, 29 de Mayo de 2018 Hora: 08:16:13

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COLUMNA DE OPINION
PUNTA DE LANZA
Por Senen González Velez
senengonzalezvelez@hotmail.com
Los partidos políticos en Colombia, no existen.

Solo quedo el nombre de una razón social y política como referente histórico, y carta de presentación, y pare de contar.

La corrupción polarizo el país, y la nación se catalogó, entre buenos, malos y menos malos, de ahí la razón, para que, en el festival de sinvergüenzuras, los reyes fueran varios y no uno; Recuerdo el Gran Partido liberal y el de su contrincante, el Partido conservador, han quedado reducido, solo a la historia de sus nombres.


Son una especie de estatuas vivientes, caverna para refugios, cuyos verdaderos próceres, congelados en el tiempo, parecieran hacerse a un lado, para apartarse de la corriente inescrupulosa de sus activistas y directivos, que hoy pactan hasta con el demonio, con tal de hacer entre todos las hostias; Lo que le ocurrió al Dr.

de La Calle, es una muestra de la indisciplina de su colectividad, otrora una gran fuerza que se hacia sentir en todos los puntos cardinales de la nación; De igual modo ocurre en el corazón de ese otro gran partido, el Conservador, que pese, a que fueron causantes de las grandes diferencias que contribuyeron a la violencia, por lo menos, conservaban y defendían sus principios fundamentales.


Ahora, es una especie de contubernio con otras ideologías, que no se sabría si obedecen a un salto a la civilización política, que sería de admirar, o por el contrario, ha sido una forma inescrupulosa para poder permanecer en el circulo de las conveniencias, o dicho en palabras, más rusticas, no desprenderse de la teta de la vaca, para seguirla ordeñando; Naturalmente, estas posiciones, tienen sus pros y contra; De un lado la unidad ideológica de los partidos se pierde, por mantener la cohesión con otras corrientes para sostenerse en las roscas del mando político; Por otro lado, da la impresión de que se ha entrado en una civilización política de partidos tal manera, que el color y la ideología no es lo que interesa, es la supervivencia de estos a como dé lugar, razón para pensar, que se defienden más los intereses que los principios.


No me cabe la menor duda, que estamos en una especie de Babel, producto de la corrupción nacional, política, económica, que ha tocado las puertas de su corazón ideológico, para someterla al facilismo del enriquecimiento ilícito en detrimento de los principios ético y morales de la nación; Estamos pues en presencia de una realidad, que hay que enfrentar, o bien para para dejarnos llevar de la corriente, o por el contrario marcar la diferencia, dentro el respeto y el ordenamiento institucional, preservando la democracia y el estado de derecho; ¿Cómo llega Petro a estas instancias dejando por primera vez al comunismo bien parado en Colombia? Sencillamente, porque el país se fastidió; Y… ¿Por qué Duque llega con esa ventaja? La respuesta es igual: porque el país se fastidio.


Estamos pues enfrente a un gran desafío, entre escoger una política socialista del siglo XXl, prochavista, y un modelo capitalista, no salvaje, sin lucha de clases, que pretende preservar el espíritu de la ley, la democracia y sus libertades, que esta encarnado por Iván Duque; A esta situación, hemos llegado, precisamente por culpa de los partidos tradicionales que no supieron direccionar sus ideales, para prestarlos a los mezquinos intereses de las componendas que dieron estímulo a la corrupción.


Ante esta realidad, indiscutible a mi juicio, solo nos queda o preservar con Duque la institucionalidad, las leyes y la constitución, o correr el riego de un injerto al espíritu libertario de nuestra Colombia, para ensayar algo que, en otros países como Venezuela, Cuba, han sido el gran fracaso; El pueblo, los empresarios del país, los estudiantes, profesores, tienen la última palabra, O DUQUE que es futuro, O PETRO que es riesgo, incertidumbre.


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