Opinion

Fecha de publicación: Miercoles, 25 de Julio de 2018 Hora: 09:30:01

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COLUMNA DE OPINIÓN
Por: William Hundelshauseen Carretero
wihunca@hotmail.com

La sabiduría popular sostiene que ninguna culpa tiene la estaca, pero sí el sapo cuando brinca sin precauciones y se ensarta en el adminículo; de donde fácilmente se colige que si serán culpables quienes por no echarse encima alguna enemistad o por NO criticar a sus amigos políticos, prefieren callar con un sobre y pierden la oportunidad de hacer Historia.


Lo anterior me viene a cuento porque los periodistas del Magdalena Medio, adscritos a la APIC debe ser eso por antonomasia; el estar ahí con la verticalidad manifiesta y de hacernos notar porque dicen las cosas tal y como las investigan y como pueden verlas en la meridiana claridad de estos pueblos ahítos de vagabunderías y hoy en plena ebullición de reconquista moral, gracias a las IAS.

Claro que con excepciones que terminaran por confirmar la regla.


Los acontecimientos por amenaza de muerte que afectan a los periodistas del Magdalena Medio, no son otra cosa que el producto de las situaciones represadas y que hacen explosión ahora cuando estamos a escasos día de posesionarse el nuevo gobierno, sacudiendo las bases fundamentales del sistema democrático, por cuanto la situación ha llegado al tope y no aguantan más ante las llamadas y panfletos amenazantes qué le han hecho personas desconocidas, porque estos en sus programas cuestionan y reclaman de los entes de control que intervenga pronto en una serie de irregularidades que se han detectado últimamente en algunas oficinas estatales e investiguen el asesinato de los líderes cívicos pertenecientes al movimiento Colombia Humana.


Negros nubarrones de inseguridad social y de orden público cubren el panorama de la nación ante la ola violenta que va más allá de lo normal para pasar a lo imposible, situación preocupante que no solamente requiere la acción drástica de las autoridades, sino de la más absoluta colaboración de todos.


Este atentado a la Libertad de Expresión, en todas sus manifestaciones, se moviliza tranquilamente por todo el territorio patrio, con, funcionarios públicos y privados que pagan para que se diga lo que ellos quieran y no lo que verdaderamente están haciendo, cobrando victimas como a los periodistas independientes del Magdalena Medio, que se dieron a la tarea de investigar y destapar el fenómeno de corrupción electoral y administrativa en oficinas estatales cuyas demanda está en manos de la Fiscalía y pusieron de manifiesto el estado terminal a la que han llegado algunas dependencias municipales, con la degradación ética y moral de la clase gobernante comprometida con el alto grado de corrupción que hoy tiene a algunos tras las rejas y a otros paseándose orondamente por las calles dándose el lujo de amenazar a quienes tocan o dicen algo de su espectacular aprendizaje en el bajo mundo de la “democracia”.


Es tal la generalización de la corrupción a que llegó la clase dirigente, que cada día amanece con nuevos personajes investigados o encarcelados por fallos emitidos por la Justicia, acusados de tener vínculos con agentes de la guerra sucia, pero luego con dinero salen libre.


La APIC en cabeza de su presidente, estuvo este fin de semana reunido con los periodistas y autoridades de la zona, apoyando a sus afiliados del Magdalena Medio, hizo un llamado a los enemigos del gremio diciendo: “Los periodistas no son culpables de los errores que comete la clase política en su afán para saquear a los municipios y cobrarse la inversión que realizaron con su producto llamado ALCALDE o funcionarios; los comunicadores han logrado informar a la opinión pública nacional y regional en los diferentes programas siempre diciendo la verdad, encontrándose con la violación a la libertad de opinión o a la censura”.

¡Por favor el periodista no es el enemigo, para declararlo objetivo militar!.


Recordemos que existe un conglomerado completamente desorientado ante la deformación de la información canalizada con afanes mercantilistas que defienden ingresos sin velar por el control de calidades y como si fuera poco un aparato gubernamental que confunde los deberes de abrir los canales a una auténtica libertad de prensa y por ello desvía el derecho a ser bien informado, pero pretendiendo ocultar en una u otra forma la realidad socio-económica y política “enconchada” a causa de la indiferencia de los encargados de manejar la cosa pública.

Por eso existe PERIODISTAS AMENAZADOS.


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