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Fecha de publicación: Martes, 05 de Enero de 2021 Hora: 08:08:14

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Por HUMBERTO MERCADO PEREZ – Director http://frenteafrente.info

 

 

Transcurría el año 1994, yo acababa de salir de la Alcaldía de Cartagena, donde me desempeñaba como Jefe de Prensa, cuando fui llamado por un importante empresario artístico de Bogotá, por recomendación de Ángel “Friky” Torrens, quien se encontraba fuera del país, y no podía atender el compromiso, para que me encargara de organizar una última presentación de la gira nacional del fabuloso ARMANDO MANZANERO en la Heroica.

 

Faltaba apenas un mes para esa fecha, y el empresario tenía que garantizarle al representante del artista un número de presentaciones en varias ciudades que Manzanero quería; entre ellas Cartagena de Indias, y me soltaron ese chicharrón de una: “Solo tienes que entregarle al cantante la suma de un millón de pesos y el alojamiento para tres personas en hotel de 5 estrellas con todas las comodidades para Manzanero, su acompañante y su representante artístico.

 

 

Hace 26 años, ese millón de pesos equivalía a lo que hoy pueden ser 30 millones de pesos, y además debía montarle un grupo musical que lo acompañara en el escenario para  la interpretación de sus canciones, además de toda la producción de tarima, luces, sonido y efectos especiales, sin conocer todavía la espina en la garganta que me esperaba.

 

EL ESCENARIO

 

Había muchos escenarios posibles, porque en Cartagena abundan esos sitios románticos, ideales para una presentación de Armando Manzanero, en todo su apogeo para la época; pero yo tratando de sacar el máximo de provecho de las oportunidades, necesitaba un lugar que me brindara seguridad y facilidades hoteleras, por lo cual acudí al recientemente inaugurado Hotel Las Américas.

 

Duramos reunidos un día completo con almuerzo y cena, Don Alberto Araujo Merlano, amante de los boleros y admirador de Manzanero, el gerente de banquetes, y yo  para ultimar detalles.

 

Acordada ya la figura de la negociación, el hotel iba por alimentos y bebidas, además de las habitaciones de los artistas y una habitación por 5 días para mí, a fin de poder manejar desde allí la producción, mientras yo iba por el cover o la entrada, ya que el éxito del concierto estaba asegurado; allí no había pierde.

 

LA ESPINITA

 

Sorpresivamente me llegó al fax, la lista de requerimientos de Manzanero, con las canciones que interpretaría, para que fueran montadas por el grupo acompañante, con sus respectivos arreglos, pero, lo más jodido fue que exigían UN PIANO DE COLA afinado en unos rangos especiales que no existían en la ciudad, y además que fuera un Steinway And Sons, marca original de Alemania desde hace más de 200 años.

 

Allí comenzó mi viacrucis, porque en la ciudad solo había dos con esas características, uno en un tercer piso donde vivía José Rizo Pombo, que lo había dejado de tocar Carmencita su esposa hacía más de un año porque tenía un daño en la caja acústica; y el otro estaba en la escuela de Música de Cartagena, segundo piso en la calle San Juan de Dios, que hacía 30 años no lo movía nadie de su esquina para no desafinarlo.

 

Averiguando y averiguando, logré saber que el sostén económico de la Escuela de Música era la Gobernación de Bolívar, por dirigí hacia el despacho gubernamental pidiendo una cita urgente con el entonces gobernador CARLOS MENDIVIL CIODARO, amante y cantante de boleros; yo le mandé a decir con Merce su secretaria que era un caso grave de vida o muerte, porque de verdad si no conseguía ese piano de cola, estaba muerto con el concierto.

 

Yo se la solté de frente a Mendivil, y le pregunté “¿Cuánto me darías tu si te pongo en una mesa frente a Armando Manzanero cantándole a dos metros a Evelia Rosa tu esposa?”“No jodaa Humberto tu estas muy viejo para mamarme gallo y yo estoy muy ocupado para estas maricadas”, esa fue la respuesta del Gobernador de Bolívar.

 

Cuando le explique de qué se trataba, y la importancia del artista que por primera vez pisaba nuestra ciudad, entró en un frenesí de emociones, primero llamó a su esposa Evelia Rosa Ayazo, una excelente dama, hoy todavía Notaria Cuarta de la ciudad, y luego llamó a su despacho en forma urgente al maestro Yiro Pitro, circunspecto director de la Escuela de Música de Cartagena.

 

Mendivil dio la orden…!préstale el piano a Humberto! para que toque Manzanero;  el problema era bajar el piano desde el segundo piso sin que perdiera su afinación, lo cual era imposible; por ello el maestro Pitro, puso de condición la traída de un afinador especial de pianos de cola desde Barranquilla, quien cobró en ese entonces 200 mil pesos, por desarmar el piano en 5 partes, subirlo a un camión cerrado sobre colchonetas, y luego armarlo en la tarima para afinarlo según los rangos enviados por Manzanero, pero había que repetir la acción nuevamente para regresar el piano a su lugar de origen; en ambos procedimientos hubo que destacar personal del Transito Departamental para cerrar la calle durante el proceso.

 

EL CONCIERTO

 

Al final de cuentas el escenario quedó hermoso, espectacular, de ensueño, ya que se armó por primera vez una tarima de apenas 70 centímetros de altura, lo suficientemente fuerte para el peso del piano y la orquesta acompañante; eso sucedió en la playa del hotel, teniendo como testigo de todo a una hermosa luna coqueta, y primera vez que el Hotel Las Américas utilizaba su playa para ese tipo de eventos, y había que dejarla limpia y despejada antes de las 7 de la mañana del siguiente día.

 

Los muchachos de la orquesta Hijos del Sol, ensayaron durante 20 días seguidos el repertorio para que no hubiese fallas, mientras el profesor Eugenio Giraldo (QEPD) un excelente caballero a carta cabal y su esposa Alicia Zarur, saltaban de la dicha, al tener una primera fila del concierto al lado de la mesa del Gobernador Mendivil y sus acompañantes.

 

El concierto fue inolvidable para los amantes del bolero, y admiradores de este ícono de la música romántica en el mundo que siempre le cantó al amor, y que durante 90 minutos embelesó a los 1.200 asistentes que pagaron 15 mil pesos por persona para ver de cerca a Armando Manzanero.

 

Y es que la connotación especial del escenario, fue que se le puso a la tarima una escalera central al frente, con 3 corredores en piso de madera fina para que el cantante, dejara su piano y caminara entre las mesas dedicando sus canciones a los enamorados, mientras se apagaban las luces y se encendían unas 100 antorchas, alrededor del perímetro.

 

Anécdota: Dos horas antes del concierto, se me aparecieron en la suite del hotel que yo ocupaba con mi esposa Doña Concha, tres queridos personajes que habían comprado ya su boleta pero querían felicitarme por el logro: Se trataban de Javier Cáceres, Alberto Barboza y Mauricio Portnoy, quienes sin mediar palabra brindaron conmigo con una botella de champaña que estaba en el mini bar de la habitación.

 

 

 

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