Opinion

Fecha de publicación: Domingo, 14 de Marzo de 2021 Hora: 08:52:25

Multimedia

 

Por SAMUEL MORALES TURIZO

 

El cargo de alcalde tiene valor para el conocimiento de las instituciones sociopolíticas y administrativas, ya que es un empleo que comenzó a tener vigencia específica y concreta desde la revolución francesa y a adquirir los perfiles que actualmente posee.

 

 

Han pasado 33 años de la primera elección popular de alcaldes en Colombia, experimento que se realizó el 13 de marzo de 1988, convirtiéndose en una modalidad nueva en nuestra democracia, y con estos comicios, se pretendió fortalecer a los municipios.

 

 

Históricamente este proyecto se venía mencionando desde hacía mucho tiempo; El constituyente por el departamento del Atlántico, Clemente Salazar Mesura, en la Asamblea Nacional de 1910, en una vehemente intervención en esa corporación, se refirió afirmativamente de la elección de los alcaldes por el pueblo.

 

 

Después de muchas décadas de controversias, la elección popular de alcaldes se hizo realidad, y fue en la Administración del presidente Belisario Betancur, siendo Ministro de Gobierno Jaime Castro, artífice de la Ley 78 de 1986, que reglamenta la elección popular de alcaldes que aprobó luego el Congreso de la República.

 

 

La voluntad popular es el punto significativo de la elección de alcaldes o sea que este acto eleccionario constituye un gran estímulo para el pueblo, Los alcaldes elegidos en la pasada contienda electoral necesitan conocer los problemas de la comunidad, tienen que acercarse a ellas, proponer soluciones y ganar la confianza pública.

 

 

Hay que tener en cuenta que existen notables diferencias entre el municipio rural y urbano, el comercial y el industrial, el de interés turístico o el de carácter histórico y burocrático, por ello esas notas socioeconómicas o culturales y sociológicas dan al alcalde elegido por el voto popular un sentido especial y lo impulsan a actuar de una u otra forma.

 

Jaime Castro, uno de los más versados en el tema en referencia, afirma que: “La elección popular de alcaldes representa indiscutible avance democrático puesto que confía a la comunidad responsabilidad política de su propia gestión”.

 

 

Otros gestores de la elección popular de alcaldes fueron los dirigentes conservadores Álvaro Gómez Hurtado y J Emilio Valderrama, donde  este último afirmaba con frecuencia que los partidos no podían ser desechables para refundarse cada víspera de elecciones; Es decir, en Colombia los partidos no son organizaciones políticas permanentes, son temporales.

 

 

La elección popular de alcaldes ha dado paso a una serie de situaciones anormales tipo tráfico de influencias, presiones entre clanes familiares, fortalecimiento y casi que endiosamiento de los caciques regionales,  detrimento de las finanzas municipales en aras de complacencias burocráticas tipo nepotismo, que ha desvirtuado la concepción inicial de que esta elección popular era ventajosa para la democracia.

 

.

  • Patrocinador
  • Compartir :


¿Quieres aparecer en la publicidad!?

patrocinadores