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Fecha de publicación: Domingo, 07 de Junio de 2020 Hora: 07:47:17

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Por NARCISO CASTRO YANES - castroyanes@gmail.com                  Abogado y Periodista

 

 

En época de simplificación en el hablar y la escritura hay una saturación de nombres apocopados y siglas que por avezado que se sea confunden, y a los más despistados, peor, porque los deja en tinieblas.

La tendencia a reducir las palabras que identifican organismos y líneas de acción e investigación poco usuales, o mucho, crece cada día más al influjo de las nuevas tecnologías de la comunicación.

 

En una ligera mirada o repaso por las muy conocidas siglas  ONU, OEA, MEN, PNUD, etc.

 por la exigencia de estar actualizado, o para creérselo, más que por disponibilidad de tiempo, tropezamos con la OMS (Organización Mundial de la Salud), a propósito del estudio recientemente divulgado por ella, en el que bajo la sigla ITS agrupa las infecciones de transmisión sexual, entre estas la clamidiosis, la gonorrea, la tricomoniasis y la sífilis, que aumentan el riesgo de contraer el VIH, enfermedad está sobre la cual en Colombia han desaparecido la orientación personalizada y la publicidad preventiva, como si ya estuviera garantizada su cura, o como si no existiera.
Las cifras entregadas en el boletín de la Organización Mundial de la Salud espantan.

 

En él se dice que en el mundo cada día se contagia un millón de personas en edades entre los 15 y los 49 años, y que la suma de nuevos casos al año es de 376 millones de las cuatro enfermedades mencionadas.

El director de cobertura sanitaria universal y curso de la vida de la OMS, Peter Salama, destaca los esfuerzos que ese organismo realiza en respuesta al crecido aumento de pacientes.

Por ello alza su voz de alerta, así: “Estamos constatando una preocupante falta de progresos en la lucha por detener la propagación de las enfermedades de transmisión sexual en el mundo.

Se trata de una señal de alarma para que despertemos y trabajemos juntos a fin de que todas las personas, en todas partes, puedan acceder a los servicios que necesitan para prevenir y tratar esas enfermedades debilitantes”.


De acuerdo con el referido estudio, durante el año 2016 en el mundo, entre hombres y mujeres en las edades comprendidas en la adolescencia y la segunda juventud resultaron contagiados por clamidiosis, 127 millones; por gonorrea, 87 millones; por tricomoniasis, 156 millones, y por sífilis 6,3 millones.

Y según la mencionada institución, si esos males no se atacan de manera eficiente exponen a los afectados a contraer adicionalmente enfermedades neurológicas y cardiovasculares.

 

La situación relatada en el estudio es tan grave que en los últimos siete años el contagio en aquellas enfermedades ha aumentado, al punto de que cuatro de cada cien personas las padece; Las cifras anteriores fueron divulgadas en línea por la OMS y están siendo tomadas como referencia para establecer los avances en la estrategia contra las infecciones de transmisión sexual en el mundo en el quinquenio 2016-2021.

 

Como todo lo anterior es de conocimiento de las autoridades de salud en Colombia, es exigencia perentoria que se precisen y divulguen las medidas adoptadas y por adoptar, en defensa de la población, y particularmente la de ciudades portuarias y turísticas como Cartagena, Santa Marta y Barranquilla, y las que según las estadísticas registren un volumen considerable de casos.

El Ministerio de Salud y los Departamentos Administrativos locales y seccionales respectivos, están llamados a pronunciarse acerca de lo que vienen haciendo en defensa de sus habitantes.

 

En este sentido, es necesario que la voz administrativa se alce al más alto decibel.

La materia en cuestión no es un juego, aunque haya quien lo crea, porque el mal es patente, y en gran medida se debe a la falta de educación, adecuada información, al sexo al garete, o a las tres cosas.

 

 

 

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