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Hace un año hoy exactamente, cuando entonces era alcalde de la ciudad Manuel Vicente Duque en medio de todo su falso esplendor y su castillo de naipes, el edificio Portales de Blas de Lezo II, se desmoronó hacia las 10:30 de la mañana en medio de una nube de polvo y un gigantesco estruendo que hizo temblar la manzana completa hasta el extremo que los vecinos pensaban se trataba de una bomba o de un terremoto.
Ningún funcionario de esa época, de los cuales todavía hay varios, entre esos la directora de Gestión y Prevención de Riesgos, imaginó al llegar la magnitud de la tragedia, y el entramado siniestro con una singular danza de millones de pesos para permitir las construcciones de más de 30 edificaciones con licencias y otra documentación falsa, que salpicaron a curadores, alcaldes locales, directores de Planeación Control Urbano, y hasta inspectores de Policía.
Cuando se inició la remoción de los escombros, empezaron a aparecer los cuerpos destrozados y mutilados de 20 humildes obreros de la construcción que eran vilmente explotados por todos los miembros del siniestramente denominado “Clan Quiroz”, además de otra veintena de heridos graves, dos de los cuales murieron posteriormente aumentando la cifra fatal a 22.
Mucho ha sucedido desde esa fecha, los Quiroz están tras las rejas, fueron removidos algunos funcionarios, e incluso algunos también están detenidos a la espera de que avancen los procesos judiciales, pero nadie habla ni se acuerda de los muertos y sus familias; todos los procesos judiciales se han centrado en la falsedad de las licencias, en los sobornos millonarios, en el cohecho, en el ocultamiento de pruebas.
A los pocos meses estalló el escándalo de Manolo, La Contralora y los Concejales, restándole protagonismo e importancia ante la opinión pública y la misma prensa sensacionalista local y nacional, porque al fin y al cabo los muertos se ven todas las semanas, pero que un Alcalde y sus Concejales vayan presos no.
En la calentura de la tragedia, vinieron ministros, el procurador y el fiscal montaron sendas películas donde ellos eran los protagonistas, se prometió ayuda a las familias afectadas que ´perdieron a sus seres queridos bajo los escombros, y de pronto cobraron más importancia las otras víctimas, los compradores de buena fe, del edificio desplomado y de otros 22 inmuebles con fallas estructurales que ordenan desocupar.
Un año después de estos 22 humildes trabajadores de la construcción aplastados en el derrumbe del edificio que se construyó con materiales defectuosos nadie se acuerda, las autoridades los olvidaron porque al fin y al cabo 22 muertos no son nada, y hoy reclaman justicia y reparación.
Esta tragedia sirvió para que algunas personas se aprovecharan como buitres carroñeros de la situación saliendo a relucir informes, conceptos, estudios, y hasta el pago a periodistas para que realizaran campañas de desprestigio a los informes de una entidad universitaria.
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