Solo han transcurrido 4 días del mes de agosto, y ya Cartagena contabiliza 9 muertes violentas, por acciones de sicariato, atraco y accidentes de tránsito, lo cual denota abiertamente que la ciudad se encuentra bajo el imperio de la delincuencia que de una u otra forma, actúan con total impunidad; uno de los muertos fue un vigilante privado para despojarlo de su arma de dotacion.

Luego de 39 muertes violentas ocurridas en el mes de julio, la Policía Metropolitana reporta haber dato de baja a dos sicarios durante enfrentamiento con uniformados que se los encontraron en su fuga e intercambiaron disparos con mala suerte para los asesinos de la moto que venían de ultimar a bala a un ciudadano en San Fernando.

LOS DE JULIO

El último de los muertos en Julio, fue Brayan Fuentes Mattos de 31 años, conocido como BRAYITA, la noche del miércoles en Ciudadela 2.000, mientras arreglaba su moto, y está relacionado con la muerte de Wilson Gaviria Gómez en la Consolata.

LOS DATOS

Se conoció en indagaciones propias, no por fuentes de autoridad alguna que ocultan las estadísticas, que entre las muertes están cinco mujeres, pero en total hubo 28 actos de sicariato confirmados, por lo cual en lo que va corrido del año 2024, Cartagena registra la alarmante cifra de 230 muertes violentas, de los cuales 154 han sido por encargo y el resto en riñas, atracos, accidentes y otros por establecer, con lo cual hasta ahora julio se constituye como el mes más violento de este año, sin saber todavía lo que nos espera.

Lo más claro de todo son los gritos del silencio por parte de los  ciudadanos, que claman por una mayor acción de las autoridades y que se dejen de tanto figureo, ya que hay una proliferación de las mal llamadas terrazas cerveceras que con equipos de sonido al más alto volumen atraen a los delincuentes, a los jibaros, a pandilleros y perturban la tranquilidad ciudadana, mientras las patrullas motorizadas de la Policía solo llegan a cobrar su cuota semanal, como está ocurriendo en el Campestre, Vista Hermosa, Caracoles, La Central, el Milagro, El Carmelo y la Consolata, hasta el punto que los ciudadanos de bien ya no pueden salir de sus casas ni a las tiendas.