En estos días, y no hace más de una semana, le pregunté a un amigo por la vida de DAVID BOSSA VEGA, y me contestó que estaba bien, con los achaques característicos de la edad y del desorden alimenticio que siempre tuvo, y me ratificó: “Todavía le traen chicharrones frescos con yuca y sueño atolla buey de Arenal”.

Cuando se conoció el pasado fin de semana sobre la muerte de DAVID BOSSA a los 83 años, salieron muchos a tratar de inventar una biografía cercenada y alejada de la realidad, la cual fue replicada por los COPIA Y PEGA tradicionales del medio que creen todo lo que les envían.

Efectivamente DAVID BOSSA, nació en San Estanislao de Kostka, el 28 de marzo de 1941, más conocido como Arenal, el tercer municipio de la línea a orillas del Canal del Dique, y donde todavía se vive sabroso.

David era amante de la música, y en la década de los 80, junto a su hermano Osvaldo, formaron una muy buena orquesta de salsa con el nombre de  ORQUESTA LA LEY, donde David cantaba y tocaba algunos instrumentos, con los que amenizaba en vivo las noches de jueves, viernes y sábado la gran discoteca el Palacio de la Salsa, sobre la carrera tercera de Bocagrande, propiedad de Álvaro “El Tuerto” Padilla, convirtiéndose en el sitio de moda para los amantes de ese género musical, a pesar de que también existían las tabernas Disco Salsa y la Barra Americana de los hermanos Romero; para orientar a nuestros lectores, hoy quedan allí las oficinas principales de Davivienda.

David,  su hermano Osvaldo y su sobrino Ricky cantante vallenato, tuvieron en ese entonces un negocio familiar de los que hoy llaman emprendimientos, denominado SONIDO BOSSA, o sea una amplificación de voces con unos 25 mil vatios, que en ese entonces era bastante.

Fue en el primer gobierno de Nicolás Curi Vergara, en el año 1990, que David fue designado como coordinador logístico de las Fiestas del 11 de Noviembre, y después en diciembre  coordinador operativo del DATT, donde se mantuvo entregando más de 25 años de su vida, y luchando para que le renovaran los contratos, ya que cada vez que llegaba un director nuevo, lo sacaban, a pesar del trabajo que hacía, llegando incluso a tener su propia patrulla y un talonario de comparendos, sancionando a todo el que encontrara en la calle violando las normas.

“Era una persona que le gustaba que las cosas salieran bien.

Cualquier actividad que pasara en Cartagena ahí estaba David, dándola toda, trabajaba de lunes a lunes, porque amaba lo que hacía”, así lo recuerdan sus amigos agentes de Tránsito, con mucho pesar y dolor.

También lo describen como un buen ser humano, amigo y compañero, que en medio de las dificultades y tristeza iba para adelante, buscando soluciones y dejando el nombre de la entidad en alto.

A Osvaldo su hermano menor, a Ricky, hijos y demás familiares, enviamos nuestras más sentidas notas de condolencia por la partida de un amigo.