Opinion

Fecha de publicación: Domingo, 24 de Junio de 2018 Hora: 09:30:17

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PUNTA DE LANZA
Por Senén González Vélez
senengonzalezvelez@hotmail.com

Hay dos profesiones ejes de la moral colectiva: la del abogado y la del médico.

Sin restarle posición ni mucho menos méritos a las otras, son estas dos profesiones, las que históricamente han marcado la pauta de las sociedades del mundo; el derecho y la medicina, y los más paradójico, es que ambas son las que hoy están en entredicho por que antes que humanistas, se volvieron mercantilistas, con sus reglas de excepción desde luego.


La profesión de abogado, que se supone es una de las más altas dignidades a las que puede aspirar un individuo que desea servir a la sociedad, para la defensa de sus derechos, ha sido vulnerada por los corruptos que la ejercen mediante las dadivas o las coimas; dentro del contexto de sublimes dignidades profesionales, está la medicina, que también ha sido víctima, como otras profesiones más nuevas, de la tentación de faltar a la ética y las buenas costumbres.


Naturalmente, hay excepcionales en todas ellas, pero para el caso me ocupa con motivo del día del abogado, prevalecen más los corruptos, que los honestos, a quienes muchas veces se les tilda de malos profesionales porque no ganan los pleitos, y…no los ganan, no por falta de idoneidad o competencia, no, es porque no cuentan con los calanchines e intermediarios entre los impartidores de justicia, ni menos se prestan para entrar en ese juego dañino y corrompido.


El buen abogado se ciñe al derecho, a las leyes, la jurisprudencia, mientras que sus oponentes triunfan, porque reina la danza de los dineros y las participaciones, ya que tan corrupto es el que peca por la paga, y el que paga por la peca; Ahí, van incluidos algunos jueces, y funcionarios que viven de la doble nomina, la legal, y la pirata, que es la que se mueve entre los mares oscuros de la corrupción.

“Decía Justiniano: Dame los hechos que yo te daré el derecho.


“Eso se cambió por: dame la coima que yo te doy el derecho”; “La justicia debe ser la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho” Ese debe ser el norte, pero no a través de la trampa, o de la influencia; por ello, hoy quiero enviarles mi cordial saludo a los abogados, jueces y magistrados honestos, esos que si han sabido llevar el titulo con dignidad, pensando más en defender el derecho ajeno, que el propio.


A los otros, esos que son mercantilistas, que quieren hacerse ricos de la noche a la mañana, solo les puedo decir que algún día la sociedad los exterminara, o la justicia los condenara para siempre; Esos, no son abogados, son una caterva de facinerosos que han formado un cartel mas que nace de un estado corrupto y sin valores; Esos no deben jamás tener una cátedra en la universidad, para que no les pase lo de los parásitos que se multiplican para dañar lo sano.


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