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LA PRESENTE COLUMNA NO REFLEJA EL PENSAMIENTO GENERAL DE ESTE PORTAL DE NOTICIAS, SON CONCEPTOS NETAMENTE PERSONALES DEL ESCRITOR
Por: RAUL BUSTAMANTE DE LA VEGA
El término es “neolengua” o “doblepensar”; Estos conceptos fueron popularizados por George Orwell en su novela “1984”.
La neolengua se refiere a un lenguaje controlado y manipulado para limitar la libertad de pensamiento, mientras que el doblepensar es la capacidad de mantener dos ideas contradictorias al mismo tiempo y aceptarlas ambas; Orwell tomó como modelo para su neolengua el lenguaje utilizado por la propaganda totalitaria soviética del momento y tan solo tuvo que imaginar cuál podría ser la tendencia de este uso político del idioma.
En el contexto político, estos términos se utilizan hoy en día de manera diaria en los medios, en Colombia y en los países con gobiernos neocomunistas, socialistas, progresistas o como desee el respetado lector llamarlo, donde su punto de partida es el colectivismo estatal y el nacimiento de una nueva casta (oligarquía), en función de enriquecerse con los dineros que los contribuyentes nos quitan en impuestos impagables para el buen funcionamiento de un estado; Así, asiduamente describen situaciones en las que se emplean palabras o frases que significan lo contrario de lo que realmente representan, como llamar “democrático” a algo que es antidemocrático, con el fin de confundir a las mentes incautas y de poca educación, lo que Ortega y Gasset describe muy bien como las masas, en su libro que para mí fue de su mayor importancia, llamado “La rebelión de las masas”.
Muchas personas ven en el lenguaje políticamente correcto un ejemplo claro de neolengua en el mundo real; Por ejemplo: En Brasil hubo bastante polémica cuando el presidente Luis Inácio Lula da Silva propuso una lista de «palabras prohibidas» en política.
¿Qué es la democracia? La podemos definir de dos maneras: como forma de gobierno o como contenido, un procedimiento para llegar a decisiones de un estado; ¿En qué consiste ese procedimiento? Para los parámetros de una verdadera democracia real, liberal y occidental, debe haber elecciones libres, periódicas y competitivas, libertad de prensa y expresión, respeto a las instituciones, respeto a la rama judicial por parte del presidente, y respeto del presidente por la rama legislativa, sin ofrecer, a estos últimos, dádivas ni recibirlas en contra del ciudadano.
La democracia debe garantizar la libertad e igualdad de oportunidades, no de resultados, basados en los elementos explicados que le permitan al pueblo ejercer y recibir ese poder.
Los gobiernos neocomunistas no son una democracia; entran al sistema político de un país democrático en buen grado y terminan siendo una tiranía de una casta contra el pueblo.
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