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COLUMNA DE OPINION
Punta de Lanza
Por Senén González Vélez
senengonzalezvelez@hotmail.com
La mentira ha sido una de las alcahuetas más grandes de la humanidad, Comprende, para actualizarnos un poco, desde unos finos brazieres, que nos engañan la real visual de unos hermosos pechos femeninos, hasta una exagerada cola llena de siliconas, que crean al caminar, ilusiones ópticas de gran admiración; Pero, todo eso aplica al campo de la vanidad, no causa daño colectivo, solo es una forma de levantar la auto estima y una manera de darle gusto al resplandor agradable que siempre causan las mujeres; bellas, bonitas o simplemente simpáticas.
Siempre serán bien recibidas en todas sus simulaciones y dimensiones; Por ello, hay que diferenciar esas mentiras visuales, de aquellas que causan impacto moral, ético a la sociedad, como las que provienen de los corruptos, que no son mentirosos creados, son mentirosos nacidos; Necesitan de la mentira, para ocultar sus defectos y reemplazarlos por un modelo de apariencias, que le brinden un buen confort; El mentiroso engaña suprimiendo la verdad por el silencio; Es un descriptor vago de sus propias emociones; Evade constantemente cualquier pregunta que pueda relacionarse con sus debilidades y defectos.
Desdobla verdad, para crear sus propios argumentos.
Sufre de emociones fingidas, ira e indignación teatral, o cinismo; El mentiroso es un ser detestable, poco confiable; Alguien decía: “La verdad siempre la defienden con un ejercito de mentiras” Pues claro, el culpable de un delito, siempre ocultara su pecado, ese que constantemente lo acusa y… la manera como se protege, es precisamente mintiendo, rodeándose de un circulo coraza como protección, para que no se descubran sus verdades.
El tema de hoy, aplica de manera contundente a esa parte de la vida del político, que mediante un actuar engañoso, sugestiona la voluntad, débil de un pueblo necesitado, y que, una promesa agradable, resulta ser el mejor paliativo para una esperanza, que se esfuma, como se lleva el viento las palabras, después de la euforia y la trama; ¿Cuántos políticos y gobernantes han reinado a través de la mentira? Yo diría que el porcentaje están tan alto, como vergonzoso; Colombia, se volvió un país de mentirosos; Se inflan los presupuestos; Se configuran las nóminas paralelas, se confabula la seriedad de los partidos, con el trasfuguismo político, creando un espécimen conductual humano vergonzante y degenerado.
Las coimas, compradoras de conciencia, todo es una manera de actuar, permitida por un estado fallido en sus principios, que esta postrado por la corrupción y que no tienen fuerzas ni bases morales para sacudirse ante su propia indefensión, que es esta, una modalidad de los estados anímicos, que convierten al ser humano en estoicos, para aguantar el abuso; Esta el estado colombiano, muy enfermo, y la sociedad se contagió al ver y dejar pasar, estas conductas anormales, por lo que hoy, viven como rémoras, pegadas constantemente al pecho de la nación y del político a ver que provecho pueden sacarle y desde luego, estos que son unos aprovechados, se apoderan de sus debilidades, para sustraer los mejores dividendos.
Colombia necesita un revolcón democrático.
Un presidente joven, que no sea Gustavo Petro; Se requiere un exponente, como Ivan Duque, bien intencionado, que no sea un imitador, sino un regulador de las relaciones internas y externas, para buscar la armonía colectiva a través de un estado de derecho sólido, en que a la ley se le regrese su majestad y quienes la ejercen, gocen de pureza en su conciencia e independencia en su actuar; Deseamos un gobierno que nos gobierne con la verdad y jamás con la mentira; Que sean coherentes, que no acomoden el discurso y el programa a las circunstancias de la favorabilidad; En otras palabras, que sean auténticos y no falsos o mentirosos.
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