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Por VICTOR ESQUIVIA POLO

Fueron muchos los motivos que sirvieron como fuente de inspiración a una persona que logró dejar para la posteridad, “Los Caminos de la Vida”; Quienes conocen la historia, narran los múltiples padecimientos por los que tuvo que pasar el célebre y ya fallecido compositor, la ausencia de un padre que abandona su hogar para no regresar, el sufrimiento padecido durante la niñez al lado de una madre y de sus hermanos, las dificultades de una infancia rodeada de escasez, pero sobre todo de un vacío paternal.

En parecidas, o en diferentes circunstancias, muchos han trasegado por los difíciles caminos de la vida, ¿quién mejor que ellos, para aconsejar a los que a una corta edad apenas emprenden ese recorrido?; hay lecciones que solo se pueden aprender a través del tiempo para luego convertirse en experiencias, y en medio de todo, surgen dificultades que a la postre, nos ofrecen oportunidades de crecimiento y aprendizaje, precisamente esas dificultades son las que nos enseñan a tener empatía por otros.  

El protagonista de “Los Caminos de la Vida” le deja una enseñanza a muchos jóvenes que hoy viven de manera plácida porque tienen un hogar, unos padres que los mantienen, y sobre todo, un alimento que no les falta en la mesa; ellos, a diferencia de Omar Geles, no tendrán que preocuparse por contar la historia triste, no tendrán que resaltar la abnegación de una madre valiente, trabajadora y capaz que en medio de la pobreza luchó por sacar adelante a una familia con la fuerza de ese corazón cansado que destaca el compositor, sencillamente porque muchos de ellos, tienen la fortuna que no tuvo el protagonista de esa historia durante la niñez, ya sea porque no les tocó o no les ha tocado recorrer sus mismos caminos, no experimentaron el sufrimiento, ni la escasez, ni el abandono de su progenitor.

Para muchos, el presente es su única realidad, lo viven a su manera, están destinados a repetir la historia porque ignoran el pasado o no están dispuestos a discutirlo con sus padres, construyen un futuro de fantasías y mientras eso acontece, los padres solo esperan con resignación que más temprano que tarde, puedan sacar beneficios de sus propios tropiezos para que no les toque evocar con resignación a quien quiso “recompensar a sus viejos, pero no le alcanzó la vida”.

En medio de la lectura que hacemos sobre la fe cristiana y de la experiencia que nos da el recorrido por los caminos de la vida, buscamos hacerles entender que los pasos que se dan a través de ellos, nos enseñan a ver a Jesucristo como el ejemplo perfecto para regocijarnos con la vida, porque solo él, puede entender por lo que estamos pasando y como ayudarnos.

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