Opinion

Fecha de publicación: Jueves, 03 de Noviembre de 2022 Hora: 09:52:24

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LA PRESENTE COLUMNA NO REFLEJA EL PENSAMIENTO GENERAL DE ESTE PORTAL DE NOTICIAS,  SON CONCEPTOS NETAMENTE PERSONALES DEL ESCRITOR

 

Por DANIEL VELEZ PALACIO

 

 

Todos los ciudadanos de una sociedad aspiramos a tener buenos gobernantes que entre todos los actores estratégicos puedan resolver los problemas, y necesidades de la gente, y así está establecido en las constituciones del mundo, pero lastimosamente han llegado hombres mediocres que empañan el verdadero significado de la democracia, como el alcalde de nuestra ciudad, que  pertenece a estos hombres incapaces, de una alta mediocridad, que no sabe qué hacer con los préstamos que el Concejo de Cartagena le ha aprobado, por eso cuanto nos duele el daño social, económico, y político que este alcalde le ha hecho a la ciudad.

 

 

Cartagena, hoy vive uno de los peores momentos de su historia, lo que me recuerda cuando el alcalde MANOLO DUQUE estuvo recluido en una cárcel, y también algunos Concejales, y hasta la Contralora investigada.

 

Que desastres ha vivido mi ciudad por eso hoy escojo entre aquellos hombres virtuosos que entendieron lo que significa gobernar para la gente, y no para sus intereses personalistas, SOLÓN reformador ateniense que es difícil deslindar lo histórico de la leyenda en cuanto a su figura.

 

 

Aunque existe cierto consenso en que se trataba de un comerciante de origen aristocrático;  considerado uno de los Siete Sabios de Grecia, Solón descolló en varios campos: fue poeta, reformador político, legislador y estadista ateniense.

 

 

No le tocó una época fácil; porque en el tiempo nunca ha sido fácil gobernar a un pueblo, ya que  la Atenas de ese tiempo se hallaba envuelta en grandes tensiones sociales, producto de la concentración de la riqueza y poder político de la ciudad en manos de unos pocos, los eupátridas, nobles terratenientes de la región del Ática.

 

 

La justicia pasaba, asimismo, a ser un asunto concerniente a la comunidad, por lo que cualquier acto de injusticia, aun individual, resultaba una amenaza para cada miembro de esa comunidad;  por ello, en la legislación de Solón, por primera vez, se habilitó a cualquier ciudadano, en determinadas circunstancias, a emprender acciones por ofensas hechas a otros.

 

 

Era el origen de lo que luego resultaría la acción penal pública, finalmente en manos del Estado; y su poder como Arconte, o primer magistrado, se vio fortalecido por una capacidad diplomática poco habitual: ambas facciones acudían a él como única persona capaz de alcanzar algún tipo de acuerdo, y  de esta forma, el gobierno reconocía la igualdad para todos los ciudadanos;  en adelante, sería la ley la que determinaría el funcionamiento correcto del sistema.

 

 

Una ley, además, que se pondría por escrito y se publicaría para que todos pudieran conocerla.

Los ciudadanos ya no dependerían del azar de contar con unos gobernantes con principios éticos, porque lo importante no sería la bondad o maldad del gobernante, sino el contenido de las normas que todos obedecerían;

 

 

El espíritu de SOLÓN estaría muy triste debido a que lastimosamente en este siglo XXI tenemos gobernantes sin idea de lo público, ni de la política, esperemos a ver que nos depara el futuro de nuestra ciudad, y los que entendieron lo que significa gobernar para la gente, y no para sus intereses personales.

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