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A pesar de que han sido recibidos con gentileza y amabilidad por los cartageneros un enjambre de malos venezolanos se ha dado a la tarea de incursionar en el mundo de la delincuencia, organizándose para asaltar residencias y cometer todo tipo de fechorías en los semáforos o sitios donde se generan trancones vehiculares, ante la mirada indiferente de nuestras flamantes autoridades de policía y migración.
En nuestro portal de noticias hemos recibido información confiable de que algunos jóvenes con acento venezolanos, vistiendo uniformes de empresas de aseo, o de telefonía, llegan a residencias de barrios clase media, y con cualquier pretexto acceden al interior de las residencias, donde luego someten a sus habitantes y hurtan todos los elementos de valor a su alcance.
Idéntica situación se está presentando en las intersecciones de semáforos, donde mientras los conductores esperan el cambio de luz, un individuo golpea el vidrio del lado del pasajero, o le abre la puerta para ofrecerle un producto, mientras otro lo distrae golpeándole el vidrio o abriéndole la puerta contraria, mientras sustraen velozmente cualquier objeto tipo bolso, maletín o paquete que se encuentre en la parte delantera del vehículo y huyen entre la multitud sin que ninguna autoridad pueda detenerlos.
Los puntos más neurálgicos para esas actuaciones delincuenciales de las pandillas venezolanas, son la parada de buses de la india catalina en el sentido del cabrero hacia la serrezuela, puerto duro, semáforo del Mall Plaza, intersección del puente las palmas con avenida del lago, los cuatro vientos, semáforo frente al cuerpo de bomberos de santa Lucía, intersección puente Jiménez con avenida del Lago y cruce de la avenida Pedro de Heredia semáforos de Bazurto hacia la Esperanza.
Se sabe que los robos son a diario, y distraen también a sus víctimas ofreciéndoles cuadernillos de pasatiempos y crucigramas, o le tocan el vidrio con fuerza y le dicen que tienen una llanta espichada o que el vehículo va derramando gasolina, antelo cual el conductor se detiene y baja a ver qué sucede, aquí uno lo distrae y otro malandro sustrae los objetos de valor del automotor.
A pesar de que los afectados reclaman la presencia de la policía en el sitio, las unidades de los cuadrantes solo llega 30 minutos después, cuando ya los ladrones han huido del lugar en alguna moto o a bordo de una buseta; No se conoce ninguna acción de Migración Colombia, ni operativo alguno de la Policía Metropolitana dejando que el fenómeno cobre fuerza.
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