Opinion

Fecha de publicación: Domingo, 12 de Marzo de 2023 Hora: 07:44:23

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LA PRESENTE COLUMNA NO REFLEJA EL PENSAMIENTO GENERAL DE ESTE PORTAL DE NOTICIAS,  SON CONCEPTOS NETAMENTE PERSONALES DEL ESCRITOR

 

Por VICTOR ESQUIVIA POLO

 

 

 

En el mes de noviembre, cuando se levante el telón para dar inicio a los XXII Juegos Nacionales, los deportistas bolivarenses tendrán el reto de superar el 4º puesto obtenido en 2019, producto de la conquista de 57 medallas de oro, 43 de plata y 47 de bronce, todo ello, ante la expectativa de autoridades administrativas y deportivas que se mostrarán capaces de superar el logro obtenido durante la administración del entonces gobernador Dumek Turbay Paz, quien además de invertir en el departamento, se atrevió a hacerlo en el Distrito, mostrando obras como la cancha múltiple de los Calamares.

 

  

Dentro de los ejes estratégicos de su Plan de Desarrollo, el gobernador de Bolívar Vicente Blel Scaf, apunta en materia de altos logros y liderazgo deportivo, a convertir a Bolívar en potencia deportiva en el ámbito nacional e internacional, razón para creer que la superación del deporte bolivarense en los próximos Juegos Deportivos Nacionales, se habría centrado en las estrategias de  tiempo, preparación, y concentración; de ahí que se considere la posibilidad de mirar como indicador de meta de ese programa, ascender al tercer lugar en la tabla de medallería.

 

 

No obstante, de los propósitos y las buenas intenciones, e independientemente de lo que pueda acontecer al final de los próximos Juegos Nacionales, se hace necesario conjugar a mediano y a largo plazo, la continuidad y la integralidad como apoyo fundamental al deportista base, pensando en juegos olímpicos.

 

 

Es necesario comprender que los procesos deben continuar aun terminados los Juegos Nacionales, que el talento y la voluntad de los deportistas no debe frustrarse ante la adversidad presupuestal que determina el camino de quien llega o no a la cima, de igual forma, no es sano mantener a un deportista entrenando 8 horas diarias sin que este pueda contar con un respaldo que le permita desempeñarse sin preocupaciones distintas a la que requiere su concentración.

 

 

 

 

Y es que los sueños que nuestros deportistas construyen a lo largo del camino, contrastan con barreras que se presentan como verdaderas paradojas, por ejemplo: no he sabido que se contemple como política misional de un Instituto y sobre la base de una legislación deportiva, el uso adecuado de los escenarios en garantía a aquellos deportistas que requieren altos niveles de concentración.

 

 

Es el caso de disciplinas que practican en el Coliseo de Combate y Gimnasia “Ignacio Amador de la Peña” como Gimnasia, Taekwondo, Karate, Lucha Libre, que a menudo se ven obligadas a suspender las rutinas de trabajo de sus deportistas para dar paso a lo que se volvió una desafortunada costumbre que viene de administraciones anteriores y que se mantiene en la actual: la utilización del escenario deportivo como espacios de folclor y de negocios, realización de candangas, concentraciones políticas y escrutinios, celebraciones de comerciantes, de instituciones escolares y de negocios,  actividades de las secretarías de despacho etc, que en su gran mayoría utilizan cabinas de sonido con altos decibeles

 

 

Estos factores, y aunque muchos no lo crean, se somatizan de alguna manera en el deportista a tal punto que su rendimiento o resultado, se refleja al final de una competencia.

 

 

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